De la Presidenta: situar la equidad y la atención primaria en el centro de la acción

Después de la Reunión de Alto Nivel: situar la equidad y la atención primaria en el centro de la acción.

Mi respuesta a la Declaración Política sobre las ENT y la salud mental

English version
La Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre enfermedades no transmisibles (ENT) y salud mental tuvo lugar a finales de septiembre en la Sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. En la declaración política adoptada, los Estados Miembros reafirmaron “la necesidad de un enfoque integral y centrado en las personas, con miras a no dejar a nadie atrás y llegar primero a quienes se encuentran más rezagados” y reconocieron “el papel fundamental de la atención primaria de salud para lograr la cobertura sanitaria universal.” (ver la declaración completa aquí).

Con esta declaración, los Estados Miembros reafirmaron los compromisos mundiales, instaron a una voluntad política más firme y pidieron mayores recursos, especialmente para los países de ingresos bajos y medianos. Las delegadas y los delegados subrayaron la importancia de invertir en el fortalecimiento de los sistemas de salud, la atención integrada, la acción multisectorial y el apoyo a las poblaciones vulnerables, junto con un aumento de la financiación nacional e internacional para la investigación de implementación a fin de avanzar en los ODS.

Sin embargo, la bibliografía pone de relieve una brecha persistente entre las declaraciones políticas y la acción concreta. Reuniones anteriores de la ONU han aumentado la sensibilización, pero han generado resultados medibles limitados, en parte debido a la financiación insuficiente. La reunión de 2025 buscó cerrar estas brechas instando a aplicar políticas basadas en la evidencia, como la reducción de los costos de los medicamentos esenciales y la aplicación de impuestos a los productos no saludables, y promoviendo coaliciones multisectoriales para lograr un gasto sanitario más eficiente.

La reunión también destacó la importancia de evaluar rigurosamente los programas nacionales, priorizar las intervenciones que lleguen a las poblaciones más afectadas por las ENT y los problemas de salud mental y adaptar las estrategias a los contextos locales para lograr el máximo impacto.

En todo el mundo, las y los médicos de familia caminan junto a personas que viven con enfermedades crónicas, estrés, duelo, desplazamiento y presiones económicas. Entendemos que la diabetes, la hipertensión, la depresión y la ansiedad no son simplemente procesos bioquímicos, sino que están moldeadas por las condiciones laborales, la vivienda, las responsabilidades de cuidado, la discriminación, los traumas y la exclusión social.

Sanar en estos contextos requiere continuidad, confianza y presencia.

Pienso en una paciente a la que he atendido durante 18 años. La llamaré María.

Cuando nos conocimos, ella había traído a sus hijos a mi consulta y, mientras los atendía en sus controles de salud, supe que vivía con una diabetes mal controlada y una depresión de larga data. Trabajaba en varios empleos para sostener a su familia. Sus días estaban llenos, dormía poco y su carga emocional era pesada. Yo me convertí también en su médica. Al principio, sus niveles de glucosa no mejoraron: su vida dejaba poco espacio para respirar, y menos aún para controlar la glucemia.

Con el tiempo, nuestro trabajo conjunto se profundizó. Hablamos de alimentación y ejercicio, sí, pero también de duelo, identidad, pertenencia, migración y dignidad. Ajustamos el tratamiento, pero también involucramos a nuestra trabajadora social, a una gestora de casos, a recursos comunitarios, a servicios de consejería y apoyo para toda la familia. La acompañé a lo largo de años de cambio, pérdida y resiliencia. Con el paso de los años, seguí atendiendo a sus hijos mientras crecían y la atendí a ella mientras navegaba sus propios procesos de salud y las transiciones de su vida.

Esto es lo que significa ejercer la medicina de familia.

No tratamos las enfermedades de forma aislada.

Acompañamos a personas, familias y comunidades a través de las diferentes etapas de la vida.

Desde el comienzo hasta el final de la vida, camino junto a las familias, con continuidad, confianza y un sentido compartido.

Esta es la base sobre la que se construye una atención equitativa.

La declaración política va más allá de las buenas intenciones. Llama a los Estados Miembros a reforzar la atención primaria de salud (véanse las páginas 9-12 de la declaración) como plataforma para la prevención, la detección, el diagnóstico, el tratamiento, el seguimiento, la rehabilitación, la atención en salud mental y los cuidados paliativos. Hace hincapié en ampliar la atención en consultorios comunitarios, consultas de medicina de familia y equipos de atención primaria. Insta a trasladar el apoyo en salud mental al primer nivel de atención, garantizar la continuidad en situaciones de emergencia y reforzar las cadenas de suministro de medicamentos y la atención en equipo.

En otras palabras, la declaración describe el trabajo que las y los médicos de familia ya realizan cada día y la atención que se hace posible cuando la atención primaria está debidamente respaldada.

Sin embargo, no basta con declararlo.

El compromiso que falta: inversión en medicina de familia

Para lograr lo que la declaración exige, los países deben invertir de manera intencional y sustantiva en:

  • La contratación y formación de más médicas y médicos de familia
  • La permanencia de profesionales de la atención primaria en las comunidades a las que sirven, mediante una remuneración justa y estable y condiciones de trabajo seguras
  • La capacitación y el apoyo para equipos interprofesionales de atención primaria
  • La integración de la salud mental en la comunidad y en el primer nivel de atención
  • La infraestructura necesaria para garantizar la continuidad de la atención
  • Cadenas de suministro confiables de medicamentos y medios diagnósticos en los entornos de atención primaria
  • La integración académica de la medicina de familia en las facultades de medicina

Sin inversión en medicina de familia, la atención primaria de salud sigue siendo una aspiración y no un sistema en funcionamiento.

Sin inversión en la continuidad, la equidad sigue siendo un eslogan y no una experiencia vivida.

Sin inversión en el personal de atención primaria, los compromisos asumidos en la declaración no pueden hacerse realidad.

Un llamado compartido a la acción

Como presidenta de WONCA, hago un llamado a todas y todos nosotros - organizaciones miembro, formadoras y formadores, personal clínico, personas investigadoras y aliadas globales - a alinear nuestra incidencia y liderazgo colectivos en los próximos meses:

  • Abogar por presupuestos nacionales que prioricen la atención primaria de salud y fortalezcan los itinerarios de formación y educación en medicina de familia
  • Apoyar el bienestar y la permanencia de la fuerza laboral en salud
  • Promover la integración de los servicios para las ENT y la salud mental en la atención primaria, destacando la rentabilidad y el alcance de la atención primaria en el manejo de las ENT y los problemas de salud mental, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos
  • Aliarse con las comunidades para codesarrollar servicios que sean culturalmente pertinentes y generen confianza
  • Vigilar los avances en equidad mediante datos desagregados y transparentes e incorporar indicadores de equidad en la evaluación de programas
  • Abogar por nuevos compromisos de financiación para las enfermedades no transmisibles (ENT) y la salud mental
  • Impulsar políticas fiscales basadas en la evidencia, como los impuestos especiales al tabaco, el alcohol y los alimentos no saludables, que generen ingresos internos sostenibles para los programas de ENT y salud mental, y abogar por la reducción de los costos de los medicamentos esenciales

Insistamos en que la equidad no sea una idea secundaria, sino un principio de diseño.

Recordemos a quienes elaboran políticas que la continuidad de la atención es una estrategia, no un lujo.

Sigamos impulsando el reconocimiento, la formación y el apoyo a las y los médicos de familia en todo el mundo.

Mantengámonos firmes en la humanidad que está en el centro de nuestra profesión.

Cuando pienso en María, recuerdo que el cambio llega con la confianza que se construye a través de la presencia, la comprensión y una relación longitudinal continua.

En última instancia, aunque la reunión de la ONU de 2025 ayudó a establecer una visión renovada y un nuevo impulso, su éxito dependerá de un compromiso político sostenido, de una financiación adecuada y de una implementación efectiva a nivel de cada país.

Estas declaraciones globales ofrecen a los Estados el marco de referencia, pero son las y los profesionales clínicos, el personal de salud, las comunidades y las familias quienes dan significado a este trabajo.

No nos limitamos a manejar la enfermedad.

Acompañamos a las personas.

Somos testigos.

Nos quedamos.

Esta es nuestra contribución a la equidad en salud, y es poderosa.

Juntas y juntos, podemos dar forma a un mundo en el que cada persona, en cada comunidad, tenga la oportunidad de vivir una vida más sana, plena y digna.

Y lo haremos.

Viviana Martinez-Bianchi, MD, FAAFP
Presidenta, Organización Mundial de Médicos de Familia (WONCA)



Referencias

United Nations Global Political Declaration on NCD and Mental Health

Collins TE, Karapici A, Berlina D. Investing in Addressing NCDs and Mental Health Conditions: a Political Choice. Ann Glob Health. 2025 Apr 29;91(1):22. doi: 10.5334/aogh.4649. PMID: 40321458; PMCID: PMC12047628.

Rodi P, Obermeyer W, Pablos-Mendez A, Gori A, Raviglione MC. Political rationale, aims, and outcomes of health-related high-level meetings and special sessions at the UN General Assembly: A policy research observational study. PLoS Med. 2022 Jan 13;19(1):e1003873. doi: 10.1371/journal.pmed.1003873. PMID: 35025880; PMCID: PMC8757909.

Watkins DA, Danforth K, Ahmed S, Chisholm D, Cieza A, Iunes R, Kumar A, Kutzin J, Luong J, Meessen B, Meheus F, Metitiri O, Muthee T, Qamruddin J, Savedoff W, Schack M, Shibui Y. Financing policies to sustain improved prevention, control, and management of non-communicable diseases and mental health conditions. Lancet Glob Health. 2025 Nov;13(11):e1973-e1982. doi: 10.1016/S2214-109X(25)00347-X. Epub 2025 Sep 19. PMID: 40983067.

NCD Countdown 2030 Collaborators. Benchmarking progress in non-communicable diseases: a global analysis of cause-specific mortality from 2001 to 2019. Lancet. 2025 Sep 20;406(10509):1255-1282. doi: 10.1016/S0140-6736(25)01388-1. Epub 2025 Sep 10. PMID: 40945529; PMCID: PMC7618237.

Wright A, Smith KE, Hellowell M. Policy lessons from health taxes: a systematic review of empirical studies. BMC Public Health. 2017 Jun 19;17(1):583. doi: 10.1186/s12889-017-4497-z. PMID: 28629470; PMCID: PMC5477308.

Miracolo A, Sophiea M, Mills M, Kanavos P. Sin taxes and their effect on consumption, revenue generation and health improvement: a systematic literature review in Latin America. Health Policy Plan. 2021 Jun 3;36(5):790-810. doi: 10.1093/heapol/czaa168. PMID: 33885782; PMCID: PMC8173601.

Hosseinpoor AR, Bergen N, Kirkby K, Schlotheuber A. Strengthening and expanding health inequality monitoring for the advancement of health equity: a review of WHO resources and contributions. Int J Equity Health. 2023 Mar 17;22(1):49. doi: 10.1186/s12939-022-01811-4. PMID: 36932363; PMCID: PMC10022555.